Un especialista en tecnoética es José María Galván Casas, sacerdote y profesor de Teología Moral en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz y de Teología de la Comunicación en la Universidad Pontificia Gregoriana, en Roma, Italia.
"Llegué a la tecnología porque en el ámbito de mis estudios de teología y antropología teológica consideraba como vehículo importante al arte. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que el papel que tenía el arte en otros momentos de la cultura occidental, lo tenía en este momento la técnica", comenta Galván Casas.
Cuando habla de técnica se refiere a la dimensión técnica del ser humano. "Desde que nacemos usamos la materia para manifestarnos. La primera técnica es el lenguaje y, la segunda, la escritura. Es decir que el ser humano vive en el mundo a través de sus manos", explica. Nuestras manos pueden realizar instrumentos que dan origen a otro y este a otro. Y de esta manera ampliar sus capacidades, a diferencia de lo que ocurre con los animales.
"Así llegamos a la civilización tecnológica en la que estamos. La mano humana está pensada con el cerebro de forma especial y tenemos capacidad de usarla como expresión de nuestro ser -asegura el profesor-. En resumen, el hombre es técnico por naturaleza."
Recomendaciones para un profesional que desea obrar correctamente:
"En el fondo la clave de la tecnoética no es la tecnología, sino el hombre y, por lo tanto, yo recomendaría a esa persona que, en primer lugar, ponga su conciencia y su libertad, y se preocupe por ser un buen hombre o una buena mujer. Si lo es tendrá el 90% del camino hecho. Al final, como se dice en la ética clásica, la norma inmediata de la moralidad de los actos es la propia conciencia. Esto quiere decir que si quieres ser una persona ética tienes que formar tu conciencia. Lógicamente, si eres un tecnólogo esa formación de la conciencia estará orientada hacia las consecuencias que tu tecnología tiene en el ámbito social".
Fuente: Diario La Nación (lanación.com). Buenos Aires. Argentina.
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